La vacuna definitiva
“Cuando cada individuo comprenda que su propio bien y el bien del
público son el mismo, el mundo llegará a su corrección completa”.
Baal HaSulam, Baal HaSulam, artículo “La paz en el mundo”.
Las relaciones egoístas entre las personas afectan al sistema natural entero, pero de
aquí se entiende el sitio en el que será posible producir la medicina definitiva para
todas las enfermedades del mundo. La fuerza más significativa en el sistema de la
naturaleza es la relación entre los seres humanos. Si aprendemos a formar relaciones
correctas entre nosotros, crearemos una complementariedad mutua en todos los
niveles del sistema.
¿Cuál es la esencia del cambio que debe pasar el pensamiento humano? Debemos
adoptar un pensamiento fuera de los patrones egoístas, del tipo que va tras el arte
creador de la naturaleza. Se trata de una transición de una forma de pensamiento
que percibe al individuo como algo apartado e independiente, a una forma de
pensamiento sistemático que percibe a los individuos como partes integrales de una
trama completa.
En nuestros tiempos, la forma de pensar de preocuparse por uno mismo resulta ser
anticuada, incompatible con el mundo interconectado. La conciencia progresiva
se basa en la comprensión de que no puedo procurar mi bienestar y la conducción
apropiada del mundo mientras lo haga desde una visión estrecha.
En un sistema interconectado, cada uno afecta a todos y depende de todos, y por esto
la preocupación solamente por uno mismo debe convertirse en una preocupación
por el bienestar general. Baal HaSulam ya lo aclaró en los años cuarenta del siglo pasado, en su artículo La paz en el mundo: “En esta generación, cuando la felicidad
de la vida de cada individuo es apoyada por todos los países del mundo, es esencial
que el individuo se subyugue al mundo entero, como una rueda en una máquina. Por
lo tanto, no se debe considerar la posibilidad de realizar ordenes buenos y favorables
pacíficamente en una nación, mientras no sea así en todos los países del mundo y
viceversa”.
La epidemia del coronavirus nos enseña cosas muy importantes sobre la red de
relaciones entre nosotros, y lo que exige de ella, y empuja hacia una forma de vida
adaptada a un sistema conectado. Nos demuestra que es imposible continuar
existiendo en la misma forma, que debemos cambiar nuestra conducta, nuestra
actitud, aceptar la humanidad entera como al resto de las partes de la naturaleza en
un sistema integral único, en el que todos somos órganos diferentes. Todos estamos
interconectados, somos interdependientes y si no nos preocupamos cada uno por
todos, no podremos subsistir.
Cuanto más pronto comprendamos la tendencia de la evolución de la naturaleza y
nos adaptemos a las relaciones entre los seres humanos, nos ahorraremos mucho
sufrimiento. Es esto lo que Baal HaSulam enfatiza: “Lo mejor es que nosotros tomemos
la ley de evolución bajo nuestras manos y nuestro gobierno, pues así nos libraremos
de toda la materia de sufrimiento, prescrita para nosotros por la historia evolutiva de
ahora en más”.
Intelecto y sentimiento integrales
Para entender cuál es el funcionamiento adecuado dentro del sistema integral,
observemos nuestro cuerpo. Imagínense que de pronto cada órgano en nuestro
cuerpo decide hacer lo que le place. En tal estado, el cuerpo no podrá existir; se
desintegrará y morirá. Un funcionamiento sistemático correcto exige la adquisición de
un intelecto y un sentimiento nuevo, ambos integrales.
Por ende, la vacuna definitiva para fenómenos como una epidemia mundial,
implica ajustar la forma de las relaciones entre nosotros y las leyes naturales. La responsabilidad personal y la responsabilidad mutua que se necesitaron en el periodo
del coronavirus, deben convertirse en ley de conexión del superorganismo humano en
el diario vivir, y no solo en tiempos de emergencia y angustia.
La comprensión respecto al modo de formar una relación sana entre particulares
distintos e incluso opuestos entre sí es el próximo nivel de evolución humana. La
formación de una relación adaptada a las leyes de la naturaleza exige a cada individuo
fomentar una comunicación profunda con los demás, y desarrollar una sensibilidad
que le permita identificar sus necesidades y comprender de qué manera beneficiarlos
y complementarlos. Esta es una tarea para nada sencilla, pero quien logre realizarla
sentirá que, precisamente en la transición a la nueva percepción, se encuentra su
ganancia personal.
La sensación del prójimo, que se desarrolle en el ser humano, le permitirá ver el
bienestar de los demás, además del suyo propio. Así, nuestra visión se expandirá y
considerará el interés común para promoverse a sí mismo y a los demás como un
todo. Como resultado de esto, la percepción de la realidad del individuo cambiará y
se abrirá a él un mundo pleno de posibilidades que no estaban antes al alcance de su
percepción .
En el estado avanzado, el hombre tratará al mundo con la intención de contribuir con
su adición única. Cada individuo hará cálculos y usará su singularidad para el beneficio
general en lugar del beneficio propio solamente, y por lo tanto, comenzará a absorber
las impresiones de su entorno mucho más ampliamente. Uno podrá conectarse con
otros y sentir lo que ellos sienten y piensan, ampliar su perspectiva de la realidad y
convertirse en una criatura social más avanzada. En la medida que uno tenga una
actitud más positiva hacia los demás, más ganará crecimiento y desarrollo y su valor
en la sociedad aumentará.
La conciencia conectada permitirá a cada individuo comprender y sentir cómo le
afecta la red, cómo uno afecta a ella y cómo se favorece precisamente por pensar en
el bien del sistema. Uno será más consciente de la interdependencia y comprenderá
cómo esto se manifiesta en términos sociales, económicos, de salud o de política, y así podrá examinar qué será perjudicial para el sistema y qué lo beneficiará. Todas las
definiciones de éxito en la vida cambiarán de un extremo a otro.
En consecuencia, se espera que el desarrollo, a medida avancemos hacia el futuro,
se utilice principalmente para crear herramientas que sirvan al desarrollo
humano de la conciencia y a la transición de la conciencia privada a la conciencia
compartida. Estas herramientas ayudarán a uno a practicar una nueva actitud, como
un entrenamiento para sentir y comprender los deseos y pensamientos de los demás
cada vez más.
Cuando haya una relación mutua de tal calidad, cada individuo obtendrá una sensación
de seguridad y de vida en un nivel completamente nuevo. El sentimiento de que las
personas que lo rodean quieren favorecerlo y están dispuestas a ayudarlo, lo liberará
lentamente de la incesante preocupación por sus propias necesidades, de la ansiedad
personal sobre su condición y su futuro. Cuando su corazón y su mente estén libres de
preocupaciones personales, podrá implementar partes más extensas de su potencial.
Quizás esta realidad suene utópica o ingenua en este momento, pero cuando lo
pensamos, incluso una realidad en la que el mundo detendría su paso y todos estarían
sentados en sus hogares hasta hace poco parecía un guión delirante, imposible.
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